En tu corazón sin espinas
He cobijado mi alma
Para cubrirla de sedas
Por los caminos del alba
La angustia se me hizo canto
En gotas de lluvia fina
Cuando apareciste en mis ojos
Toda ternura, mi niña.
Ahí estás. Presente en mis pensamientos.
Apareces como el milagro de una sonrisa y disipas de esa forma todas las sombras de mis caminos.
Me pareces alegre envuelta de sol, y tu voz parece volar a través de los intrincados picachos cuzqueños y andinos.
Sin duda eres una de aquellas vírgenes mitológicas de mis sueños.
Eres ese ángel ligero en constante vuelo.
Perteneces a la leyenda de mis cuentos y eres el mito de todas mis virtudes.
De ahí, sin dudas, nace la serenidad conque vivo.
Formas parte de mi vida en todos sus instantes.
Naces con cada primavera y te vuelves frágil y delicada en cada otoño. Eres el puerto al que quiero anclar la barca en la que he navegado mis ilusiones.
Eres la carta que leo, cual oración y que sujeta mi esperanza, cobijando con su dulzura mi fe en tu corazón sin espinas.
© Monsieur James
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