Traductor

miércoles, 28 de febrero de 2007

CUATRO SUEÑOS Y UNA PESADILLA




SUEÑO I

Me acuerdo de las tardes en que viajaba al país de mis travesuras. En largas caminatas, perseguía, en el impúber tiempo, mariposas, culebras, arañas y crisantemos, y recogía hojas secas para escribir el otoño en mis cuadernos. Ya más tarde, mis persecuciones se volvieron fantásticas y anduve montando alazanes indomables y recorriendo las praderas infinitas de mi ya fértil imaginación en chúcaras escobas.

Estos potros colosales, prehistóricos y matinales servirían, en la tarde, para barrer del patio la tierra que siempre volvía y las huellas que mi vida dejaba en aquellos rincones.

Aprendí que el tiempo es un relámpago que inexorablemente multiplica la velocidad conque se olvida la aspereza simultánea de la vida y se va inventando esa historia de melodías incomprensibles en donde el pasado justifica su buenaventura.

Así, sin darme cuenta, había cambiado mis corceles barredores, mi sombrero cow-boy y mis pistolas de palo por: columpios de flores; por bicicletas bruñidas de esperanzas; por cuadernos bajo el brazo y por camisas con corbata para esperar la tarde.

De pronto la inquietud romántica empezó a horadar mis fantasías juveniles y sentí latir desmesuradamente mi corazón cada vez que me encontraba pegado a tus ojos, a tus labios, a tu voz. Tiempos de la primera erección y esa misteriosa mano femenina que vino a sosegar con romántica suavidad el primer incendio masculino. ¡Dios mío! seré torturado, excomulgado, lo que yo sentí como grandioso placer, para todos los demás, en mis primeros años, era mortal pecado.


SUEÑO II

Soy mil ojos, mil oídos. Voy atento a todo, cruzando vertiginosas aguas, fabulosas montañas y fatigas. Privilegiado, por momentos: dueño único de las estrellas. Mis locas escrituras, el don más grande de mi vida después de mi vida. Con ellas puedo reconstruir, como el primer día; el agua y el fuego.

Crear mariposas, llorar tristezas infinitas, o acaso puedo, encender la nieve con fósforos de barro; dibujar la nada, sentir que me quieres y esconderme en un júbilo inmenso de noche y también de sombras. Salir al encuentro de las piedras, pintar los cerros, rezar los muertos, sentir tus besos.

Puedo................, puedo, dejar que la matemática roedora se lleve el insolente tiempo. Sentir que mi corazón tiene una ventana abierta para escuchar tus pasos, cuando vuelvas. Sentarme al arco del tiempo y hervir estoico el odio de diabólicos y fatídicos alcahuetes. Encontrarme a tu mirada simultánea con mi llanto de campana. Puedo, también, ir quemando nubes por el cielo transitorio y pasear con un bolsón de esperanzas bajo el brazo.

Pensar, que en los intervalos del silencio, el amor no es más que el sueño de una princesa amapola que un día, dejó el sabor de sus pechos en mi almohada. Y mientras dure el suplicio de su ausencia, intentaré juntar las mañanas que me odian y por la tarde, como todas las tardes, cantaré tu nombre.

SUEÑO III

De pronto me pareció, que al encaramarme al muro que separaba, la que fue mi casa, me encontraría, irremediablemente, frente a frente a mi anterior destino y que el aroma de mi madre me penetraría el alma y quién sabe si me vería jugando en mi propio jardín......, aquella inolvidable y hoy pasajera infancia. Sin embargo, no quise entorpecer, con mi curiosidad, la pasada belleza de tan noble pasado y desistí, casi llorando, de gritar ¡mamáaaa! para saber que no estaba soñando. Al tiempo, creí sentir al piano, suaves melodías de aquellas, que en pasados tiempos interpretaba, Carlos, mi hermano, melancólicos acordes de los meses del invierno y también del verano, que agradecían que guardara esa tierna intimidad de antaño. ¡Papáa!, llamé en silencio y una lágrima, como sublime respuesta, vino a humedecer mi rostro.

Volví mi atención al carbón para separar mi alma de esa dulce sensación de sueños evocados de mi infancia........y vi a Morales revolver recuerdos en carbones de colores alumbrados por el fuego; a Gómez pensando con la esperanza de administrar el cielo y vi al Urense, entretenido jugando al jovencito en caballitos alazanes por potreros del mañana. Mamá Rosa repasando fantasías y vistiendo una y mil princesas prisioneras de belleza en poemas de mil noches. Volvieron mis candelabros de cobre, envueltos de mil cerotes. Lola parecía agradecer este encuentro, con su franca risa, bendecía, casi sin saber, lo que allí estaba ocurriendo.

Todo me parecía un cuento envuelto en papeles traviesos, cometas de los niños jugando por el cielo y fue sueño o fue cierto, un día del tiempo yo estuve en medio del más hermoso de mis conciertos, concierto de amigos, concierto de camaradas viejos, concierto del mundo que grita en silencio — ¡Frenen el ímpetu del misterioso viento que se lleva con nuestras vidas estos recuerdos sagrados, y tan buenos recuerdos!—

Mi sueño se transforma luego, en melodiosa realidad y sentí cantar boleros, poesías de verdad, acordeones en las hojas y tangos de mi edad. Desfilaron por entonces mil recuerdos y muchas voces de secretos infantiles y de goces sin final.

SUEÑO IV

En mis manos un bote de papel pronto a levantar el ancla de mis sueños. La zuela de mis zapatos se deja acariciar por el murmullo del agua del río San Lorenzo. Enormes bloques de hielo impiden depositar mis sueños en sus aguas. Entonces lo estrecho contra mi pecho y le prometo volver en primavera. Entre tanto busco en la rivera la silenciosa compañía de las piedras, queriendo impregnar mi corazón de su magnífica dureza. —De joven— les digo; — fuiste la primera arma de mis batallas de niño.

De joven busqué justicia lanzándote contra los vidrios sociales que dividían el alma del hombre, mientras de niño te encontraba dura, fría, inerte; de joven fuiste amiga de mi esperanza. Hoy, ya ves, vuelvo mis ojos a tu sepulcral silencio y me agrego a la plegaria que eleváis mirando el cielo. No quiero que mis penas se vuelvan piedras. Quiero, sin embargo, que mi alma se libere de tristezas. Por eso mi barco es de papel y mis sueños blandos y transparentes como el agua.

Al final de la vida no quiero una piedra con mi nombre, quiero mejor un bote de papel—


UNA PESADILLA

Es posible que este momento no sea que un sueño postergado de mi paso por la vida. No pretendo ya nada, todo lo he comprendido, sin embargo haré esfuerzos inhumanos, necesarios, para admitirlo todo, sin rabias, sin celos, sin pensamientos que puedan perturbar el recuerdo tuyo, recuerdo tan mío. Ya no puedo prometerte nada, ya que nunca tuve nada que ofrecerte que pudiera agradarte. Gracias por la oportunidad, gracias por los momentos compartidos, gracias sobre todo, por los hijos. Es verdad, te prometí mis sueños y tu quisiste convertirlos en realidad, claro no podías saber que una vez realidad los sueños dejan de ser sueños.

Creí que pudiste ser feliz a lo menos un segundo junto a mí. Me equivoqué o tal vez me equivoco. Yo sin embargo, a pesar de todo lo que me has reclamado en este último tiempo, no quise jamás hacerte daño y a pesar de repetidas ausencias que jamás comprenderé, fui por momentos inmensamente feliz, sobre todo en momentos que me llamabas Pepo. No supe llegar a tu corazón, puede tener razón tu hermana, tal vez, porque nunca lo abriste sincero para mí. No era a ella que debiste confiarle tamaño secreto.

Ahora que siento que te alejan para siempre de mí y de los hijos, quiero que sepas: no, no han ganado y que ni siquiera merecen mis odios. Lo siento sinceramente por tí. Un día, no muy lejano recuerda, se acabará la fiesta y no habrá tragos, ni cigarrillos, ni bailarines ni tan buenos amigos. Quedarán sin embargo silencios, luego del último portazo que sonará de golpe en un pedazo de tu alma. Y de seguro preguntarás por tus hermanos.

En mi carrera indecisa, en mis excesivos deseos, me persiguen tus manos imprecisas, tus ojos inmediatos y tu carnal sonrisa. Me dejo atrapar, lo sé y, con voluntad, acaso de acero, te hundo en mis sueños de cristal y te mezcló a mis anhelos; puros e impuros. ¡Dios mío! qué suerte de locura. Si el cristal se quiebra, despertaré sobresaltado de gitanos presentimientos. Los sueños soberanos se escaparán por las riberas infinitas y seguirá mi alma dibujando tu pelo, tus cristalinos ojos y jugando como un niño que pasea por las haciendas de Dios de la mano de María. (Mélina 18-9-96)

Estoy detenido. No atino a reconocer las esquinas que me aprisionan.

Las alamedas, por donde yo echaba a correr mis fantasías, no son las mismas.

Los cerros, por estos parajes extraños, se asoman uno uno, casi con temor de niños y no se reúnen en aquellos enormes sindicatos, suerte de ecos infinitos de alabanzas, por donde es fácil enviarle un mensaje o entonar una plegaria al patrón de los cielos.

¿Miedo? No, no creo, más bien estoy perdido y si me detuve, no es por temor.

Tengo una fatiga enorme. Quisiera, entonces, dejarme conducir más allá del entendimiento.

Debo preparar mis valijas llevarlas al andén de mi partida y huir en un filamento de luz camino de las estrellas.


© Monsieur James


martes, 27 de febrero de 2007

ANTOLOGIA DEL MAR



EN MEDIO DEL TEMPORAL

Absorto en tu océano
desarmo los temporales
sumergiéndome de amor
en el beso puro de tus mares.

Surca el cielo una nube
la lluvia ya es temporal
toma mi mano poeta
enrrédala a mi timón
no perdamos la razón
en medio de la tormenta;

En medio del temporal
¡es una orden poetisa!
dale un beso al capitán.

La noche muere en la aurora
se calma de nuevo el mar.

Eres madera y resina
de ésta mi vieja barca
modelas mi eternidad
acariciando mi soledad
con soles de primavera.


EXILIO


En el país del invierno
mi alma angustiada va
buscando mi cordillera
y la orilla de mi mar.

Y no encuentro cordillera
y no siento ya mi mar
sólo esta
eterna nieve
de maldita soledad.

Con el tiempo de mi pena
mi tristeza es mi cantar
me muero sin cordillera
y no vivo sin el mar.

En que olvido te quedaste
confundida en mi penar
no te olvido cordillera
ni la orilla de mi mar.

En este país de invierno
mi alma angustiada está
deseando tu cordillera
y la orilla de tu mar.

MARINERO ENAMORADO

No hay más lindo espectro
que un endiosado bohemio;
nunca jamás se ha muerto,
ni envilecido de dolor
que en la espuma del mar
va llorándole al amor.....

Anda marino por tus aguas
dejando pieles morenas,
ardidas rubias y pelirrojas
en tu camino de naufragios
y de fugaces estrellas...
¡no; no existe objeción!
es tu forma de partir el viento
y si forma tus pensamientos
deja las olas pasar.

Dale calor a tus tormentas
con tu visera de sal
oteando allá en alta mar
miles princesas sedientas.

Llevan escamas maduras
de sirenas en concierto
y a vos Quijote o Ceniciento
te bendice flamante Luna
y te va saludando el viento.


MI MAR


Pasajero soy yo del viento
cargo en mis alas tu sal
tus danzas, tus gritos, tu aliento
y descanso en tu arena; mi mar.

Tus olas, tu espuma, la tarde
horizonte del cielo en tu andar
deleitan la vida que arde
amor de volcanes que van
buscando pasión, sentimientos
que serenen mi duda y mi mal.

Un día me fui sin mirarte
llevando tu espuma en mi edad
y has sido aquel que yo siento
perdido con mi soledad.

Hoy vuelvo a tu arena más tarde
más viejo, más terco y más solo
y mis ojos pendientes están
de tu playa tu luna y tus oros
despidiendo mi ocaso en tu mar.


NADA MÁS QUE EN TU BARCO


En noches apacibles
de silenciosas quejas
navega la ilusión
de un gran amor marino;
y aquí me dejas
en la playa como un niño
que mira el mar
cuando te alejas.

No sé cómo
decirte que te quiero,
un amor sin palabras
es el mío,
simple
como una gota de rocío,
grato
como una flor en el sendero.

Y aquí me quedo
escribiendo tu nombre con mi pena
levantando mi adiós
hacia el poniente
y esperando
que regreses
hundiendo tus pasos
en la arena.


NAVEGANDO HASTA EL CIELO


Mástil que llevas al cielo
plegarias del navegar
por este cielo de aguas
océano de mar y mar.

Peces de espadas celestes
diseños del Creador
viven en el Continente
reflejos de estrellas y sol.

Un centenar de marinos
navegan tu soledad
por la humedad de corales
en un milagro de sal.

Dios de las profundidades
purifica Tú, nuestra ansiedad
y en noche de obscuridades
danos tu hostia lunar.

En mi barca de madera
llevo tu vino y tu pan
y aunque yo mando en mi barco
Tú eres el Capitán.

Barco velero de luces
tu caminos son el mar
flores reemplazan las cruces
en horas de naufragar.

Guarda camino del cielo
la barca y el trabajar
en una orilla de playa
en su refugio del mar.


NAVEGANDO TU CARIÑO


Llevo en mi pecho tu aroma
aliviando mis pesares
en mi hombro una paloma
de vuelos septentrionales.

Júbilos de navíos
que se hunden en alta mar
con el viento huracanado
con tu brisa y con la sal.

Chiquilla mía aquí te llevo
en la mar de mis estíos
como aquella sobrina con su tío
en un lindo cuento de hadas.

Florcita de la mañana
que se levanta contenta
en medio de mis tormentas
para entregarme el rocío.

Y en mi timón de marino
tu nombre es feliz madera
que en cada puerto me espera
con la fragancia del vino.

© Monsieur James

MESA DE TRABAJO


I

a)

1 Sacrificio de la noche/ por un mendrugo de pan /que allá en mi arrabal /es hambre que devora.

2 Tiemblan pasiones (hipocresías)/ vestidas de hipocresía (novia)/ por alimento llevo fatigas/ sin una pizca de amor

3 Encima de mi estupor/ los pájaros pasan volando/ y debo esperar el alba/ para sentirme mejor.

3 Por arriba de los faldones / encaramado a mi piel/ un holocausto como placer / y unos céntimos en monedas

b)

1 Mi llanto de prostituta/ es una lágrima menor / en el pobre velador/ una lumbre mortecina / hace triste la vida / y encoge el corazón

2 La esperma de las sábanas / Lleva lamentos sin voces / de veinte coros atroces /

3 Los caminos de las sombras...

4 Llevan senderos de noche....

c)

1 Quiero acercarme al sol/...

2 Para calentar tu ausencia/...

3 Si viviendo en la inocencia/...

4 Soporte bien tu olvido/...

d)

1 Te fuiste como un castigo/...……

II

1)

Me acerco a tu intimidad

Con ansiedad y con miedo

Sin embargo no detengo

Este huracán ni este viento.

2)

Para la ocasión me visto

De mis palabras mejores

Las inundo de dulce afán

Y con acento medular

Te arrulla el murmurar

De mis últimos temblores.

3)

…..


© Monsieur James

NERUDIANDO



Voy a escribirle al viento,
Para coger la verbena y la lluvia.....
No se si un soneto febril
O una mezcla de mis atrevidos versos.

Voy a disfrazar mi llanto
Para un despertar de besos
Y para no escribir tristes versos,
Esta naciente noche,
Con un dejo volcánico,
Los escribiré traviesos.

Para que amanezca la lluvia
Voy a escribirle al viento.

— ¡No! James no, más vitalidad…
Por ejemplo:

Voy a escribirle al viento definitivo,
Para coger la verbena y lluvia colosal
No se si un soneto de amapolas y planetario
O una mezcla de elementales versos.

Voy a disfrazar el llanto oceánico
Despertar el mar en besos cósmicos
Y para no escribir románticos versos,
Esta noche terrestre e infinita, tristes
Con un dejo melancólico de cardenal,
Los escribiré alados y un tanto traviesos.

Para que amanezca la lluvia colosal.
Voy a escribirle al definitivo viento
Uno que otro hechicero y fantástico verso...

© Monsieur James

lunes, 26 de febrero de 2007

BENDITA PRIMAVERA




Germinarán con la lluvia
y con las llamas de mi Sol
potreros de acacias silvestres
crisantemos con tu voz.

Llegarás soñando vendimias
por los campos del Señor
y las uvas se harán vino
transparentes del amor.

Tronarán tus cimas
alturas penitentes con tu voz
el corsario llevará en su saliva
el recuerdo de un beso con tu flor.

Ven a mostrar en mi norte, vida
y apaga un poco el sur
con las lluvia, con los cuarzos
con la luna y con tu luz.

Llega hasta el norte dulce astro
funde la nieve y su cristal
que fue lluvia congelada
y también brisa del mar.

Ven a calentar mi copa
deja que cante el zorzal
los árboles lleven ropas
recuperando su verdal.

Devuélveme el aliento
que fue risa y orfandad
en lugares donde el viento
me asomó a tu Soledad.

© Monsieur James

APARIENCIAS




Simulacro es, apariencia tiene,
Sin embargo, nada excepcional.
Apremiara ser culta sembradura
Por labrantíos de idílica gavina.


Aquel que traza orientes rimas,
No es el mortal que parece
Florecen espacios a corcel que envejece
Así es que ancestral estrofa emblanquece
Por escándalo; ¡no os sorprenda!


Poco rústico, es limadura colindante
Y no mantillo de linaje exuberante
Como crece
Sobre el triángulo de un compendio
Que se hizo sombra..

Aquel que traza orientes rimas
No es el emético, que disimula
Ventura colme
Al que de reflexiones se enriquece;
Péndola al céfiro
En el piélago que la brisa teje
Encima del colosal azur,
Su renegado nombre.

Y tiende hombre abusivo,
Ajena mano ajena
Para recibir entelequia que del sueño prive
Mujeres, hombres,
Vates que el verso alumbre.

Abusivo es, de apariencia casi perfumada
Pareciera y solo pareciera valiente sembradío
Caminando por anegado semental
El lodo tapizando sus veredas.

© Monsieur James

UNA CARTA MI AMOR, SOLO UNA CARTA




Sabes,

Para ir a buscarte, tomé mi paraguas y salí a caminar. El infernal ruido de la aspiradora y el olor imposible de la química en los aseos modernos, fue desapareciendo de mi alterado agitar.
Ya en la calle, recobrada la serenidad que otorga la lluvia, tal vez persiguiendo recuerdos, me encaminé con tranco lento al lugar en donde solíamos encontrarnos los fines de semana (de eso, sólo hace un par de años), me hacías falta… tu pelo suelto, tu uniforme y la sonrisa conque me recibías (sabiendo que habías demorado más de una hora y que aún estaría esperándote) sin tener, medianamente, que disculparte por el acostumbrado atraso.
Tu perfume me entraba al cuerpo como el agua a la tierra en estos días de temporal. Y la felicidad recomenzaba en aquel lugar, las manos entrelazadas, desafiando con nuestros pasos imprecisos, un paradero también incierto.
Luego de un tiempo, comenzaste a notar una cierta turbación en mi comportamiento. Siempre culpé al frío de ese incipiente nerviosismo llamado deseo.
Tú reías desde tus grandes ojos negros con una sutil y liviana coquetería.
Unos de esos días, (cuánta falta me hacen) casi rompiéndote las manos, te dije con la voz entrecortada: —¿Sabes amor!.... —¡Caramba?— exclamaste, retirando las manos… y preguntaste ¿acaso, el frío te vuelve brusco o es algún maula secretillo? — Dijiste con cierta complicidad…. —Ten…go deseos… que no, que no me atrevo—… Me volviste a tomar la mano apretándola con la misma fuerza de mis alterados nervios (deseos) y dijiste casi en un suspiro… yo también los tengo… ¿qué hacemos? Reímos enrojeciendo… La decisión es nuestra, me dije entre mí, naturalmente, decidiendo… acercándonos a la calle, subimos a un taxi.

………

La vida hizo el resto; unos meses más tarde vino el pánico — ¡Qué va a decir mi madre? (Las historias se parecen casi todas, lo digo pues tengo cuatro hermanas)
Entonces, nos casamos.

Con toda naturalidad, cambiaste el pelo suelto por una atroz permanente y los fines de semana lo cambiaste por el aseo de la casa… y tal como lo hago ahora, amor, tomé mi paraguas y salí a caminar….

© Monsieur James

METAMORFOSIS


Somos juguetes del día, y el Universo nos traga con sus piernas volcánicas y nos come enteros con su sexo de barro. Tenemos sabor a excrementos y revoloteamos alrededor como muñecos engreídos. Creemos estar sumidos en encantadores sueños. Sentir la magnificencia de un poder que desconocemos, y sudar la muerte en el vientre ajeno. En la lágrima ajena.

¿Quieres conocer el ruido del dolor? Vamos, no temas; enciende la hoguera, la última hoguera penitente y escucha en los rincones, su onomatopeya. Son chirridos agónicos, campanadas lacerantes de miedo que hacen temblar la noche.

En fila de animales, despavoridos de miedo, vamos conquistando espacios aparentes; son sombras que cobijan nuestro propio espanto. Las mercancías allí dispuestas para una fiesta de ratas horribles y por lo general, míseras amistades. Llegamos con una sonrisa dibujada, pensando en que efectivamente debíamos retroceder.

Arrastrada dignidad, concepción inexistente del hombre que convertido en glucosa va dejando rastros azucarados de morfinas y odios. De pura soberbia. Sin embargo, he aprendido que sólo tú eres capaz de anudar mi egoísmo a la actitud serena de mis propios caprichos. Soy un artefacto con razón y sin raciocinio.

Pequeña niña sólo Tú. Sólo tú sabes quitarme las piedras de mis manos y serenarme. Sólo Tú. ¿Quieres saciar mis ansias, al tiempo de saciar tu propio amor? Di que si, ¿quieres?

Ven te invito, déjame caer sobre tus hombros, hasta ahora marginados de caricias. Escucha en tu divino oído, mis lamentos que se transformarán, sea en caricias o en gemidos. Como una metamorfosis anticipada.

No gimas, grita. Todo es dolor o principio de dolor, luego como un vicio se vuelve placer insaciable. Nacimos adictos al aire. ¿Dime, todavía es de noche? Si quieres, nos escondemos el día entero.

No insistas en que piense, déjame actuar en medio del torbellino, como una bestia más. No quiero tormentos luego. Quiero sentir la elegancia y la libertad que se siente luego de terminar de orinar.

Hemos pasado la noche y el día aferrados a la indomable fetidez del amor, inteligente manera de disfrazar el dolor. Te juro, duele menos.

Venció finalmente el estratega, mañana será el día de pagar las cuentas, déjame darte el último mordisco del día. Ojala no dejemos huellas.

Envidio en la libertad del viento, su avasallante onomatopeya que acaba con mi más entera libertad silenciando mi esmirriado canto.

¿Qué dirán de nosotros los monstruos del futuro incierto? Aquí vivieron bajo el yugo del pensamiento salvaje, retrocediendo hasta hoy. Irán tras nuestras propias huellas persiguiéndose encantados de sus propias mentiras.

Esperemos un poco de luz, de otro elemento implosivo y otro milagro de vida en un espacio demasiado pequeño para nuestras desmedidas ambiciones.

Si, tú eres mejor que yo. Pero no se todavía quién eres tú, a lo mejor, te conozco en un reflejo.

Dijiste: Soy un pubis angelical que no necesita de dueños, y mis sentidos temblaron de gloria. Nada es lúgubre ya, tengo algo porqué y por quién amar. Todo era cuestión de una simple metamorfosis.

© Monsieur James

EL RITO




Fija el rostro al continente de la sombra
Detiene el pensamiento en un callejón de luna
Alza la frente al cuarto menguante:
Purifica su cuerpo de ramera, desnuda.

Con elegante y silenciosa espiritualidad
Se entrega a la oscuridad de los grillos
Para envolverse de apartada soledad
Como un sacrificio, una pasión, un rito.

Es custodia de secretos de alcobas
Ahoga una furtiva y salada lágrima
Renuncia al amor como un despojo
Pues su pasión es pecado y prohibida:
Llamado de hipocresía a renunciar.

Muerde la almohada en secreto
Mañana ha de volver a trabajar
Condición de mujer sin espacios
El destino la ha empujado al pecar.

Fija la mirada en la penumbra
La luna se perfila más allá

Erguidos sus senos columbran
Levanta la mirada con despego
Desnuda, la purifica su humildad.

© Monsieur James

PERFUME DE HEMBRA




Ese perfume de hembra, me llenaba los poros, me ahogaba. Me dejaba perdido en una nube de polvos y deseos inciertos. Mis pensamientos se agitaban y sentía enloquecer mis sentidos. Vivía en un ir y venir sin destino, y cuando la sentía tan cerca mío, se me trababa la lengua. Era allí que ella dejaba jugar la más dulce de sus sonrisas.

Ella comprendía lo que me pasaba, yo todavía no. Aunque en mis pretenciosos 15 años y delante del espejo, me sentía el hombre de la situación, con algún parecido al galán de los novelones radiofónicos que escuchaban ella y mi madre, siempre a una hora fija. Me faltaba coraje, lo sabía… y naturalmente la constante presencia de mi madre, no me ayudaba en nada mis pecaminosas imaginaciones.

Otro día que se terminaba con el alma en un hilo y restregando la almohada en un enorme frenesí de sueños cada vez más osados.

Recuerdo que terminada mis tareas, prefería correr a la calle para sofocar todo ese martirio de mi incipiente virilidad. Correr, saltar, agarrarse a golpes lo consideraba más saludable que esa terrible locura y/u obsesión que me carcomía los nervios.

Ella lo sabía y parecía gozar de mis turbaciones.

Matilde llegó a casa a la edad de sus 19 años, yo rondaba por los diez. Cuando cumplí mis quince años, ella participó activamente en la preparación de mi aniversario y cada vez que pudo, me dijo que empezaba a convertirme en un interesante hombrecillo. Ahí, me callaba y empezaba mi turbación.

En la intimidad dela casa, y por descuidos, del todo casi familiares, supe de sus hermosas piernas y de la redondez exquisita de sus diminutos senos.

Ese solo ingrediente, ya metía más picante a mi atolondrado y torturado entendimiento.

Muchas veces me confiaba a mis amigos y ellos riendo me decían: ¡te llegó la calentura! es necesario que no paniques. Deja de mirar lo que pasa al interior de tu casa y busca afuera y así te evitarás, probablemente problemas graves y sobre todo a Matilde quien será en definitiva, la que pague los platos rotos.

Juro que les encontraba razón, pero entrando a casa, ese olor se me incrustaba hasta el alma.

Matilde siguió riendo alegre. Yo me decía un día, se presentará una oportunidad y tentaré mi suerte.

© Monsieur James

domingo, 25 de febrero de 2007

NINFA AMANTE



Por carnal impulso transito períodos

no tropieza el tiempo mis horas

si un beso no pego a su boca.


Grito ¡ven, ven, que me siento loco!
y recorro su pelo y su profundidad;
corono sus matices
y disparo mis locuras.

Escalo su densa selva;
y en sus muslos
se acaban mis enojos.
y mis tinieblas.


Todos comentan;
fornican mis ojos
alcanzando las estrellas.

Nada me importa
solo mi amante ninfa
y su tormenta.

©Monsieur James