El Santuario de mis recuerdos
Se agolpa en mis sentidos
Luchando contra el tiempo
Y las fuerzas del olvido.
Y reapareces Carrascal
Tus esquinas y el almacén
Tus veredas y el delantal
Del primer dolor; amén.
Tus árboles, tus volantines
Y esa acequia fenomenal
En la que mojábamos los calcetines
Esas exquisitas horas
De tu tarde Carrascal
En que caminaba mi verso
Junto con tu cantar.
No te mueras Carrascal
Detén tu tiempo callejuela
Allí nació este sanguijuela
Y sus amores desvalidos
Que fueron sólo miradas
De ojos si atrevidos.
Y si profundos estallidos
De mis primeras novias
De mis primeras penas.
Y allí en un oscuro arrinconarte
Tu mano en mi virilidad
Tu boca y esa bondad
Que no olvido
Es la sola mentira que digo
Porque los dos sabemos
Cuánto hubo de verdad.
¡No te mueras Carrascal!
Prolonga mi nacimiento.
5 comentarios:
Esas veredas y caminos en los que nos crecimos
Permanecen siempre presentes cuando la mirada color de infancia
Ahonda en la espesura propia, hurgando, agazapando la travesura.
Saludos.
Mr. James
Jaime defines tu barrio como el de todos los demás... Al menos yo entí tus versos en parte míos... Ese acunar de infancia y despertar de adolescencia, que quedan en los suburbios de la mente de uno y que ningun barrendero puede limpiar. Calles, iglesias vecinos, momentos... quedan sin jurisdicción en el poderío indivisible del alma.
Muy hermoso
Maryl
..lugares que se asocian a recuerdos...
Gran obra, terapia de los infantiles recuerdos para los tormentos de adulto.
Querido Jaime, tengo el gusto de comentarte por primera vez en este blog, de muy atrás siempre te sigo y me deleito con tu poesía, me tendrás por aquí en primera fila, un abrazo , un beso y mi cariño Maria José
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