Hoy tropecé con mi cortejo
Solo lloraban mis hijos
Mis hermanos, un triste dejo
Una hilera de amigos viejos
Caminaban en silencio ¡Qué Carajo!
Alguna lágrima acabo con tus enojos
Y tu amante ahí mismo me maldijo.
Yo escuchaba desde lejos
Lo complicado de tanta pendejada
Y soltando tremenda carcajada
Pude reírme a mis antojos.
Un sacerdote mis restos bendijo
Orando y leyendo allí en las hojas
De un libro que tenía un Crucifijo.
La tierra cubrió de mis rastrojos
La última mirada que te dejo.
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