Traductor

miércoles, 11 de abril de 2007

EL ESPÍRITU VACÍO


I

Me apuntaba el astro rey
Que no había resplandecido
Más allá del brumar,
¿Cómo pudo, con mi sed,
Alumbrar tus ausencias?

¡Oh, trova indecible,
Espíritu de cristal!
Tu hálito se perdió
Junto a las vastas planicies del mar,
Sin lograr tallar tus afanes
En los vacíos ocultos
De invioladas esencias.

Inquirí al océano
Si había percibido
Tu callada estela
Por los dilatados parajes
Abrigados de arena.
Si tu índigo cabello
Se había confundido en el viento,
O tu ligero bálsamo
Tal los suspiros mágicos
De luz o de fiebre,
Se había disipado
En la colosal neblina.

¡Mas, nada dijo...!
Temió mi oscurecido dolor
Al ver tu ausencia,
Tan decisiva
Como el sigilo en las campiñas,
En donde prevalecen las invocaciones,
Sin decir que tu rumbo era la ruta
Que había abierto la margarita en el albor.

Para dar oídos a tu palabra
Había levantado un sagrario a las estrellas;
Había protegido mi avenida de anhelos
Y juntado fantasías.
Pero tu voz enmudecida
Huyó a la morada de las leyendas ignoradas,
Y se desplomaron las hojas,
Sin que los bosques lograran decirme:
¡Que te habías marchado sola...!

II


¡Tu retorno
No será más que una silueta de sombra
En los iracundos sueños!
Las tinieblas acudirán
Como espectro doliente,
Y me abrirán sus soles disipados,
Para indicarme que te has ido,
Que tus ansias se mecieron
En los nubarrones del ocaso,
¡Que no regresarás a mis desvelos!,
Y que tu ausencia no será más
Que opacidad en los espejos.

Y las lluvias, la arenilla y las estepas
Callarán que te vieron subir a la luna,
Coronada en los silencios,
Y extinguida tu figura
En el periplo de los muertos.

© Monsieur James

No hay comentarios: