La cosecha destruye tus rimas en tanto que tu espíritu se seca, nutriendo de pestilencias porcinas las remotas promesas de ausentes florilegios;
Inquietudes que no te dejan dormir en paz.
Feo es no ser olvidado teniendo la deshonestidad como prueba de tus patrañas y el silencio cómplice de tus cándidos boliches.
Hurtar, se lee como fiel paradigma… de tus enojosas fechorías y mentiras.
Tus satélites se privan de la verdad: borrando pruebas. No investigan y entonces mienten y se mienten.
Indigestos del dedo acusador que los apunta ya no saben de vergüenzas.
Reflejados en el cristal de la verdad saben a sentinas y así, desgraciadamente, perdurarán
©Monsieur James
1 comentario:
Mi respuesta, Puercos y Gusanos a la vez. ¡Qué vergüenza!
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