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lunes, 26 de febrero de 2007

UNA CARTA MI AMOR, SOLO UNA CARTA




Sabes,

Para ir a buscarte, tomé mi paraguas y salí a caminar. El infernal ruido de la aspiradora y el olor imposible de la química en los aseos modernos, fue desapareciendo de mi alterado agitar.
Ya en la calle, recobrada la serenidad que otorga la lluvia, tal vez persiguiendo recuerdos, me encaminé con tranco lento al lugar en donde solíamos encontrarnos los fines de semana (de eso, sólo hace un par de años), me hacías falta… tu pelo suelto, tu uniforme y la sonrisa conque me recibías (sabiendo que habías demorado más de una hora y que aún estaría esperándote) sin tener, medianamente, que disculparte por el acostumbrado atraso.
Tu perfume me entraba al cuerpo como el agua a la tierra en estos días de temporal. Y la felicidad recomenzaba en aquel lugar, las manos entrelazadas, desafiando con nuestros pasos imprecisos, un paradero también incierto.
Luego de un tiempo, comenzaste a notar una cierta turbación en mi comportamiento. Siempre culpé al frío de ese incipiente nerviosismo llamado deseo.
Tú reías desde tus grandes ojos negros con una sutil y liviana coquetería.
Unos de esos días, (cuánta falta me hacen) casi rompiéndote las manos, te dije con la voz entrecortada: —¿Sabes amor!.... —¡Caramba?— exclamaste, retirando las manos… y preguntaste ¿acaso, el frío te vuelve brusco o es algún maula secretillo? — Dijiste con cierta complicidad…. —Ten…go deseos… que no, que no me atrevo—… Me volviste a tomar la mano apretándola con la misma fuerza de mis alterados nervios (deseos) y dijiste casi en un suspiro… yo también los tengo… ¿qué hacemos? Reímos enrojeciendo… La decisión es nuestra, me dije entre mí, naturalmente, decidiendo… acercándonos a la calle, subimos a un taxi.

………

La vida hizo el resto; unos meses más tarde vino el pánico — ¡Qué va a decir mi madre? (Las historias se parecen casi todas, lo digo pues tengo cuatro hermanas)
Entonces, nos casamos.

Con toda naturalidad, cambiaste el pelo suelto por una atroz permanente y los fines de semana lo cambiaste por el aseo de la casa… y tal como lo hago ahora, amor, tomé mi paraguas y salí a caminar….

© Monsieur James

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Suele pasar amigo, se pierde la chispa que los unió. Muy bien expresado al final. El uso de muchos paréntesis no es usual en tu trabajo.

Por lo demás, siempre es un placer leerte.

Anónimo dijo...

Me agrada el modo de hilar palabras entre `tímidas y dulces...
precioso.y si, pena que se perdió la ternura, el pudor, y casi casi el respeto por uno mismo
un abrazo.

Anónimo dijo...

Impecable redacción de un cuento de un pragmatismo dulce. Sí, es verdad, en las historias de amor hay muchos actos y situaciones que parecen estándar. Y eso que dices en el último párrafo... UFFSS! Es terrible!! Es muchas veces lo que vuelve el amor en monotonía o en muerte.

BESOS

Anónimo dijo...

Me encanta el final, de alguna manera, el aun la sigue nombrando 'amor'..es que el amor se modifica, sin que ello signifique que muera.

Anónimo dijo...

Qué linda carta.Tal vez si la enviaras ella se daría cuenta de todo lo que cambió y lo que puede perder, si es que no lo ha perdido ya.
Me encantó leerte.

Anónimo dijo...

Me gusta, Monsieur James, la forma de expresión, y, bueno, el contenido, por que no se puede uno abandonar ni físicamente ni la dedicación al otro.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Pasa, todos lo comprobamos que si, llega lo que se llama monotonía, para dejar esa decadencia del amor, que si no reaccionamos a tiempo nos quedamos así, me gusto muy reflexivo.
Besos

Anónimo dijo...

Son cosas cosas de la vida, más bien del tiempo en que pasamos juntos, creo que el amor hay que regarlo diariamente pero en dosis pequeñas, porque si no...pasan estas cosas.

Muy bueno.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Una historia bien relatada, con aleccionador final. El amor es así... a veces se desvanece si se toma con las manos llenas.

Un abrazo