
Donde quiera que valla he de llevarme un recuerdo
en el lugar que me encuentre es a él que yo me aferro
tiene olor a tierra, gusto a frutilla, olor de clavel
nombre de mujer y tantas otras hierbas.
Os juro, es solo un recuerdo que lleva mil rostros;
tiene lágrimas de hombre y miradas de abuelo,
la fragancia del clarín, el bordado de un pañuelo
caligrafía de una carta, un mensaje de papel,
sentencias de lobo viejo y blasfemias de viajero.
Trae cuentos de ultratumba, un brasero y mi abuela
olor a mar y delicias de un congrio, o de pescado seco
tiene el silbido de un run-run, la altura de un volantín
la velocidad de un trampolín, y mis nostalgias penas.
Claro,
es el exilio que ahora me mira, al parecer, incrédulo…
¿qué haces lejos de tu tierra? ¿dormido en nórdico paraje?
—Aquí estoico en fría nieve, contemplando otros paisajes
en frente de un río inmenso, playas y troncos de árboles,
le contesto en silencio.
He olvidado viejos odios que ya ni siquiera soporto
ese humo enceguecedor y aunque Allende, Salvador
por su hidalgo compromiso y su heroica gesta
siempre estará en mi testa, como el mejor revolucionario.
Ya eché raíces aquí en estas latitudes y aunque solo
tengo hijos en esta tierra y cuatro nietos que se empinan
a jugar en esta vida, el rol que aún no recelan.
Entonces, si tú te quedas mi recuerdo querido
no podría dejarte solo, eres mi verdadero sustento,
donde quiera que valla he de llevarme un recuerdo