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domingo, 30 de marzo de 2008

CÁTAME

Cátame en tiempos fortuitos
que soy futuro incierto.

Asedia la partida en los corredores
alerta desconfiada al tarareo
de despreocupadas ancas.

Húndete entre mis velos
y exhala ese quejido que retardas
confundido de dudas y madurez.

Ahora en momentos
en que secuencias deje en el céfiro
como sierpes marchitas
retozando en los alcores
de cielo quebrado.

Cobrará el ciclo en que el tormento
despoje la delgadez de mi capricho
y lo escalde en la pira de las maldiciones.

Urde en mis pulgares
una mentira ajena.

Habita los senderos de mi soledad
con anterioridad a los arcabuces
que profanen mi confianza en aullidos
y el sigilo no sea deliberación
sino obligado reproche.

Rastrea de mí los cauces y planicies
dilatados en tus extremidades,
opulento renuncio
en que inclusive me disfruto
y me denuncio en el iris
de tus fanales que me pasman
y desligan en mi túnica suplicios.

No obstante
que no soy polvo
ni músculo corrompido
soterrada entre rastrojos
nutriendo prominentes abismos
¡cátame!

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