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sábado, 15 de octubre de 2016
HISTORIA P’AL OLVIDO
Tocan a la puerta —Doña Soledad
me dije,— al que fue un primer reflejo
mirándome al espejo, salí a abrir.
Hombre un tanto extraño la verdad
de inaudita edad frente al umbral
me desnudada de pies a cabeza.
Pelo blanco de abundante barba
ojos grandes, cristalina mirada
esperaba que le hiciera pasar y
su nombre, probablemente, preguntara.
No reaccioné como esperaba
entonces entró y fue él quien preguntó
—¿cómo se llama usted amigo?
Al tiempo yo despertaba
de incontrolable abandono,
puse cara de encono
y estuve a punto de la blasfemia.
Me dijo yo soy Juan Olvido
que siempre guarda cuerda memoria
sobre todo de tantas historias
que seguro usted no recuerda.
—¿Y a qué debo yo su presencia
así, tan de improviso?—, le pregunté
con la palabra entre cortada
por tan inusitada insolencia.
No se enoje usted y haga memoria
dijo, con una pachorra inmensa
en una noche de luna y con frío
prometió nunca olvidar a Doña Caridad
sin embargo prefirió a Doña Soledad
para satisfacer rentables caprichos.
Hay un montón de cabros chicos
agregó, que teniendo padre conocido
andan a “pata pelá” sin nombre ni apellido
deambulando por la vida.
No tendrá nada que ver su exacerbada
juventud, con lo que aquí se asevera…
¡Dios mío! me dije, ¡no puede ser cierto!
…
¡menos mal que de pronto desperté!
mal sentado en una silla.
.
La conciencia es por siempre
una eterna pesadilla.
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