Recibo en mi piel toda la ternura de tu turbación...
ese relente propicio al amor
aquel decantar de manos que se buscan
que se apropian;
de centauros que agitan besos
y galopan con suprema libertad
las llanuras de esa dermis
con aroma de canelos.
Cabalgo cimas ofuscadas
muerdo de ciruelos impolutos
júbilo de junquillo y orquídea
néctares que fluyen salvajes
lechos de exquisita embriaguez
en aquel colosal paisaje
de limones y majadas.
Somos espasmo y rocío
copular de la noche con el día
impudor del alba
coito norte y sur
maridaje de estrellas y mar
inmensidad y locura.
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